miércoles, mayo 21

Gente sin rostro...

Vivimos en una ciudad rodeados de gente sin rostro. No lo tienen, porque no lo enseñan. Y no lo tienen, porque nosotros no queremos verlo. Yo estoy convencida de que en cuanto nos subimos al metro, nuestros ojos dejan de discernir los colores y lo vemos todo en blanco y negro, incluso con un glamouroso difuminado gausiano. En color, sólo nosotros...

Bueno, y los negros, que bien que nos fiamos si hay alguien de otro color raza cultura. Pero sigue difuminado, eso sí.

En cuanto se abren las puertas del vagón, ahí saltamos todos, como trepas. Sálvese quien pueda! Ni en el Titanic, madre. Nosotros, y sólo nosotros. Mierda, el puto negro me ha quitado el asiento! Bueno, iré de pie, pero apoyao... Entra una embarazada... bajo la cabeza... Yo ya le he cedido el sitio al negro, no te jode! De la preñada que se ocupe otro... que en el vagón hay mínimo treintaycuatro personas...

En fin, adónde vamos a ir... digo paa mí misma, equivocadamente en voz alta...

Yo a Méndez Álvaro, usted no sé... me replica un viejo que se ha cansado de leer el periódico por encima del hombro de la chica que viaja a su lado, y ahora busca un nuevo entretenimiento...

3 comentarios:

Más claro, agua dijo...

Me gusta vivir en una ciudad donde no hay gente, sino ciudadanos. Como además tengo cerca el mar, ¿qué más puedo pedir?... Aparte de otra cerveza, claro... ;-)

Anónimo dijo...

"Vivimos en una ciudad rodeados de gente sin rostro. No lo tienen, porque no lo enseñan. Y no lo tienen, porque nosotros no queremos verlo"



Nena, me impresionó tu blog sobremanera...

Merce dijo...

Yo es que en Madrid, soy lo más parecido a Paco Martínez Soria en aquella película de cuyo nombre no me acuerdo....

Yo también quiero otra cerveza...